En el fútbol, los clubes invierten mucho en proteger a sus jugadores, pero ese apoyo suele tener una limitación: la línea entre la vida profesional y la personal se difumina. Aunque los clubes asignan personal para manejar la logística y las rutinas, su deber principal es con el empleador, no con el individuo. Esto deja a muchos atletas sin una figura independiente y de confianza que gestione las realidades de la vida fuera del campo.

Los Riesgos de una Asistencia Controlada por el Club

Cuando un asistente personal es empleado directamente por el club, la privacidad del jugador puede verse comprometida. Su función puede centrarse menos en apoyar a la persona y más en informar a la directiva. Esto crea un conflicto de intereses: el futbolista nunca puede confiar plenamente en ellos, especialmente en momentos que requieren discreción.

Una vez trabajé con un jugador de alto perfil en el Reino Unido, cuyo club le había asignado previamente un asistente personal. En lugar de apoyar sus necesidades personales, su rol se convirtió en uno de control. En un momento dado, incluso le retiró el pasaporte para evitar que viajara en sus días de descanso programados. Para mí, esa experiencia evidenció los peligros de tratar a profesionales adultos como si fueran niños. Los atletas merecen autonomía, y sus asistentes deben ser aliados, no vigilantes.

El Rol de un Asistente Personal Independiente

Un verdadero asistente personal no es familia, no es un amigo y, desde luego, no es el club. Somos profesionales independientes cuya función es aportar estabilidad, discreción y empatía a la vida de un jugador. Desde organizar agendas hasta gestionar viajes internacionales, apoyar a sus familias o ser una presencia silenciosa en tiempos difíciles, nuestro trabajo es asegurarnos de que los atletas puedan concentrarse en lo que mejor saben hacer: rendir en el campo.

Por Qué los Clubes Deberían Fomentarlo

Animar a los jugadores a tener asistentes personales independientes no debilita el control del club: fortalece el rendimiento del jugador. Con el sistema de apoyo adecuado, los atletas están menos distraídos, mejor adaptados a nuevos entornos y más fuertes mentalmente. En una carrera tan corta e intensa como el fútbol, esas pequeñas diferencias marcan toda la diferencia.

Los futbolistas no son solo activos: son personas. Y las personas rinden al máximo cuando se sienten apoyadas, respetadas y comprendidas.